Del entretenimiento a la propaganda y el arte
El cine en España no era un canal digital, se desarrolló como una forma de entretenimiento que evolucionó tanto en su narrativa como en la técnica. Las películas se grababan y proyectaban utilizando celuloide, una lámina de plástico flexible utilizada para capturar imágenes. Las proyecciones tenían lugar en espacios diseñados específicamente para ofrecer una experiencia donde el público pudiera disfrutar de las producciones y sentir que estaba por un periodo de tiempo en una realidad inexistente.
En las primeras décadas del siglo XX, el cine era mudo y en blanco y negro. Pero eso no significa para nada que fuera una experiencia silenciosa, ya que habitualmente estaba acompañado de música en vivo que interpretada por orquestas o pianistas que añadían la ambientación sonora de la que la película en sí carecía. No fue hasta llegar los años 30 que se incorporó el sonido en las películas y, por tanto, la aparición del cine sonoro. Con la llegada de este gran cambio, se transformó radicalmente la forma en la que se contaban las historias. Se incorporaron diálogos y bandas sonoras grabadas, ofreciendo entretenimiento accesible para todos los sectores de la población urbana. La comedia, el melodrama y las películas históricas fueron géneros que capturaron la imaginación del público al mismo tiempo que los noticiarios que se proyectaban anteriormente a la película, informaban de todos los sucesos más recientes al público.
Sala de proyección cinematográfica de principios del siglo XX.
En cuanto a la industria cinematográfica, debo decir que estaba en pleno desarrollo. Se producían películas que reflejaban la cultura de la nación, acontecimientos históricos del país, y estos competían de manera directa con las producciones extranjeras, en concreto las de Hollywood que era la que dominaba las carteleras a causa de sus recursos técnicos y su gran capacidad para atraer al público. Aun así el cine español logro avances significativos e importantes a lo largo de estas décadas. Personas como Segundo de Chomón destacaron en las primeras décadas del siglo XX por su innovación técnica y su creatividad.
Durante la Segunda República, el cine abordo temas sociales y políticos que reflejaban las preocupaciones de la época, y por desgracia tanto la Guerra Civil como la postguerra provocaron dificultades en la industria. En el momento en que se impuso una gran censura bajo el régimen franquista, la producción de películas experimento grandes problemas porque se redujo la libertad creativa y las películas se orientaron en los valores tradicionales.
El cine durante el franquismo se usó como medio de propaganda, a través del NO-DO, obligatorio desde 1942 el régimen controlaba los mensajes que llegaban al público y se promovía una visión idealizada del país. Aun así, el cine extranjero seguía siendo muy popular entre los españoles a pesar de la censura que limitaba la importación de películas.
Fotograma de presentación del NO-DO (Noticiario Documental), obligatorio en las salas de cine españolas desde 1942 hasta 1976.
El cine se convirtió en un reflejo de lo que era la sociedad de la época. Seguía siendo un medio con distintas finalidades, empezando por el entretenimiento, seguido de la propaganda, además de la educación, cultura y la resistencia cultural. La diferencia es que en los años 60 y 70, las películas españolas promovieron la imagen del país en el extranjero, por eso, empezaron a destacar las tradiciones nacionales y los paisajes. A menudo incorporaban metáforas y simbolismos, pero todo esto de forma discreta, ya que el cine estaba limitado por la censura. En este periodo el cine fue un medio con un público más extenso y diverso a causa de ser un medio más accesible que años atrás. Las clases trabajadoras recurrían al cine normalmente los fines de semana para entretenerse, para ellos era una actividad económica de ocio en las que podían entretenerse y evadir su mente del trabajo. Como el cine dependiendo de la situación se iba adaptando a las limitaciones de acceso, llego hasta las zonas más remotas gracias a cines móviles y proyecciones que se realizaban en lugares y espacios públicos donde era común que la audiencia rural fuera la que formara parte del público que consumía de estos espectáculos.
Las clases medias y las altas podían acceder a películas internacionales, a producciones más elaboradas, normalmente en lugares más exclusivos. Entre los niños y los jóvenes el contenido más común eran las películas de aventuras. Los opositores al régimen, es decir, los intelectuales y los críticos, eran los que anhelaban encontrar un espacio donde reflexionar y hacer crítica social, pero de nuevo por las limitaciones y las censuras estas películas eran reducidas.
En tiempos donde las películas tenían el foco puesto en exaltar los ideales de Franco y se limitaban a ser históricas o por el estilo, las comedias, los dramas y las que tenían como temática ser películas de aventura. Eran lo más parecido que tenían las personas a una vía de escape. Ayudaban a difundir tradiciones, a reforzar valores y resaltar los elementos más icónicos más comunes en la cultura del país.
Durante los años en los que experimento un crecimiento en la economía española, el cine fue una industria que favorecía al consumo cultural, género empleo. Para introducir a la población los cambios que se producirían a raíz del periodo de transición, algunas de las películas eran sobre conflictos entre generaciones, las relaciones personales y sin ninguna duda sobre las transformaciones sociales.
Cabe recalcar que sin necesidad de mencionar todos los espacios en los que se proyectaban las películas. El régimen era el que seleccionaba de forma muy cuidadosa las películas extranjeras porque de esta forma evitaban que se visualizaran películas que fueran en contra de sus ideales o que contradijeran a lo que apoyaba el régimen.
De la misma forma en la que en otros medios la situación económica, social y tecnológica es significativa, en el cine también es así. Durante los años 50, cuando la economía seguía marcada por la autarquía y limitaba que se importaran películas o materiales cinematográficos. 10 y 20 años más tarde, en 1960 y 1970, el desarrollo causo el aumento del consumo cultural lo que incluía el cine. Así, esos años, la industria del cine obtuvo grandes beneficios porque disponía de espectadores con un poder adquisitivo más alto al que tenían hasta el momento. Aparte de un lugar de entretenimiento, el cine se convirtió en un espacio en el que las tensiones sociales e incluso las políticas podían ser expresadas aunque parcialmente debo decir. En adición, la expansión de la clase media, las transformaciones sociales y la urbanización aumentaron la demanda de entretenimiento.
Con la llegada de nuevas incorporaciones tecnológicas, la experiencia cada vez era más atractiva y atraía a más público. Con incorporaciones me refiero al sonido estéreo además de las mejoras en la calidad visual. Por otro lado, la distribución y la producción seguían siendo analógicas por el momento. Y el país en gran parte dependía de la importación, tanto de equipos como de técnicas.
Cartel de "Bienvenido, Mister Marshall" (1953), película de Luis García Berlanga que utilizó la sátira para eludir la censura.
Como ejemplo de películas nacionales podría destacar obras como la de Luis García Berlanga que uso la sátira y eso fue lo que lo libero de la censura gracias a su humor en Bienvenido, Mister Marshall(1953).
Luego, películas como El Cid (1961) en la que los actores son extranjeros, pero fue grabada en España. De este modo se le dio una imagen positiva a España en el extranjero.
Cartel de "El Cid" (1961), película con actores extranjeros rodada en España que proyectó una imagen positiva del país en el extranjero.
Las producciones de propaganda que se proyectaban antes de las películas como el NO-DO eran obligatorios.
Dos de los directores que dejaron un legado importante por explorar temas profundos y complejos, fueron: Carlos Saura y Víctor Erice
Carlos Saura (izquierda) y Víctor Erice (derecha), directores que exploraron temas profundos y complejos en el cine español.
El cine siguió siendo un canal tradicional, pero es cierto que experimentó grandes cambios hablando de como se consumía. Hasta ahora habíamos hablado de que este medio se consumía en salas de cine, en lugares específicos o públicos donde proyectaban la película. Pero en los años 80 y 90 apareció el formato VHS y los videoclubs. Ambos hicieron posible que las películas llegaran a los hogares directamente. Aunque este avance provocó rivalidades en la industria cinematográfica tradicional, hizo que el cine fuera accesible para gran parte de la sociedad, lo que anteriormente no era así.
Las películas principalmente se siguieron utilizando para el entretenimiento, pero además las usaron para la reflexión sobre los cambios sociales. En esta etapa el cine en España se podría llegar a decir que alcanzó su momento de esplendor, en él destacaron directores como (Pedro Almodóvar). Las películas de Pedro Almodóvar destacaron por reflejar la realidad de una España democrática.
Pedro Almodóvar, director cuyas películas reflejaron la realidad de una España democrática en los años 80 y 90.
En la actualidad, el cine ha experimentado una transformación radical con la llegada de las plataformas de streaming como Netflix, HBO, Amazon Prime y Disney+. Estas plataformas han cambiado por completo la forma en que consumimos contenido audiovisual, permitiendo el acceso a películas y series desde cualquier dispositivo y en cualquier momento.
A pesar de estos cambios, las salas de cine siguen manteniendo su espacio como experiencia social y de ocio colectivo, aunque con una audiencia más selectiva y en ocasiones especiales. La pandemia de COVID-19 aceleró la tendencia hacia el consumo doméstico, pero el cine como espacio público sigue siendo relevante para estrenos importantes y como ritual social.
El cine español actual ha ganado reconocimiento internacional con directores como Pedro Almodóvar, J.A. Bayona, Alejandro Amenábar o Isabel Coixet, quienes han conseguido equilibrar el éxito comercial con propuestas de autor que reflexionan sobre la identidad, la memoria histórica o los cambios sociales contemporáneos.